TEENMINISTRY....

HOLA BIENVENIDOS AL ESPACIO DEL MINISTERIO DE JOVENES DEL MOVIMIENTO DE DIOS EN LA ACTUALIDAD

martes, 22 de julio de 2008



Pasión por la Misión



By: Josué Soriano

El poder del Señor estaba con ellos y un gran número creyó y se convirtió al Señor.
Hechos 11:21

La persecución que se desató por la Muerte de Esteban hacía que los discípulos de Jesús fueran a otras ciudades; como Fenicia, Chipre y Antioquia. Esto los llevó a tener una pasión por avanzar el Reino, ya que cualquier día podría llegar la Muerte. Para ellos, esto hacia que no hubiera nada más importante que salvar a todos. La pasión que ellos tenían por la Misión hizo que el Poder de Dios estuviera en la vida y en el corazón de cada uno de ellos, sin dudar que sus Espíritus estuvieran en fuego por Dios.

Esto hizo que los Discípulos estuvieran activos y fueran a otras ciudades (Hechos 11:22). La biblia habla que uno de los hombres que tenía una Pasión por la Misión era Bernabé (Hechos 11:23-24). Bernabé inspiró a los demás a tener el firme propósito de estar fieles a Jesús en su mandato de Ir y Hacer discípulos de y en todas las naciones (Mateo 28:18-20). La vida de estos discípulos era enseñar y hacer discípulos (Hechos 11:25-26). Pablo también tiene una convicción muy fuerte por la Misión (Romanos 9:1-3). A él le dolía en lo más profundo del corazón ver que su gente estaba perdida. ¿Qué tanto te duele ver el Mundo Perdido? ¿Qué tanto te duele ver TUS conocidos y amigos Perdidos?

Estos hombres predicaron a todos (Hechos 20:27; 26:20 y 26: 20) (Hechos 23:11). El Espíritu los movía, controlaba y los obligo a todos ellos (Hechos 20:22). Estas pocas escrituras hablan un poco de lo que pasó en el primer siglo. Sin duda que retan ¿no? Estas vidas son un verdadero ejemplo. Nosotros, en esta generación, debemos llenarnos de inspiración de saber que si podemos evangelizar el mundo en nuestra generación. Este mes ¿Qué vas a hacer para vivir el cristianismo del primer siglo? Pregúntate: ¿Qué tanto me parezco a Pablo, Bernabé y muchos otros discípulos del primer siglo? ¿Cuan urgente soy para compartir mi fe? ¿Cada cuanto los discípulos compartían su fe? Y yo, ¿cada cuanto lo hago? ¿Hace cuanto no llevo amigos a las reuniones? ¿Tengo estudios bíblicos con mis amigos?

Espero que estas preguntas te abran tus ojos y te des cuenta de donde estas y que estas haciendo. Ahora bien, si eres un discípulo es porque quieres ser como Jesús, pero…pregúntate ¿por que no tienes el corazón de los discípulos el primer siglo? Si no te pareces a ellos ¿como crees que vas a ser como Jesús y más a un día llegar al cielo?

Espero que este devocional inspire tu vida para que levantes en tu corazón una profunda convicción y pasión por la Misión. En nuestro Ministerio de Jóvenes y Universitarios en San Pedro Sula queremos vivir día a día el sueño de Jesús de hacer discípulos de todas las naciones y sé que juntos contigo vamos a evangelizar el mundo en esta generación. Espero que no pierdas el tiempo, cada día que Dios te da de vida de hoy en adelante.

Dios ha bendecido nuestro Ministerio con cuatro bautismos en este año: Eva Juárez se bautizó el 2 de Marzo, Paola Brevé el 30 de Marzo, Carmen Juárez el 13 de Abril y Mersi Ortega el 18 de Mayo y es nuestro hermano más bebé en la fe.

Me siento ANIMADO de lo que esta pasando en el Ministerio y ahora que lo estructuramos, muchos hermanos se han levantado a liderar y a entrenarse para cuando les toque dirigir una charla.

Ministerio
Dirigido por


Liderazgo Principal
Josué y Waleska


Ciber Ministerio
Josué y Karla


Ministerio Gerencial
Joel y Sthephany


Ministerio de Deportes
Kevin y Victor


Carisma
Raúl y Paola


Ministerio de Inspiración
Eva


Ministerio Modelo
Josué y Karla


Break-Ministry
Kevin y Waleska


Ministerio de Disciplina
Joel y Waleska


Ministerio de Atención
Victor y Carmen


Ministerio de Bienvenida
Carlos y Carmen


Líder del Coro
Raúl Valencia

Oremos juntos para que los cambios que hoy están puedan llevarnos a ser discípulos verdaderos y a revivir el cristianismo del primer siglo y ser como Jesús.

teenministry1@hotmail.com
josuesoriano123@hotmail.com
Redactores: Sthephany y Joel Hernández

Les Amamos Mucho,
Ministerio de Jóvenes y Universitarios

LA FE DE LOS MARTIRES



La Fe de los Mártires
Sacado de: El Conflicto de los Siglos
Por: Elena G. de White

Cuando Jesús reveló a sus discípulos la suerte de Jerusalén y los acontecimientos de la segunda venida, predijo también lo que habría de experimentar su pueblo desde el momento en que él seria quitado de en medio de ellos, hasta el de su segunda venida en poder y gloria para libertarlos. Desde el monte de los Olivos vio el Salvador las tempestades que iban a azotar a la iglesia apostólica y, penetrando aun mas en lo porvenir, su ojo vislumbro las fieras y desoladoras tormentas que se desatarían sobre sus discípulos en los tiempos de obscuridad y de persecución que habían de venir. En unas cuantas declaraciones breves, de terrible significado, predijo la medida de aflicción que los gobernantes del mundo impondrían a la iglesia de Dios. (San Mateo 24:9, 21, 22.) Los discípulos de Cristo habrían de recorrer la misma senda de humillación, escarnio y sufrimientos que a él le tocaba pisar. La enemistad que contra el Redentor se despertara, iba a manifestarse contra todos los que creyesen en su nombre.

La historia de la iglesia primitiva atestiguaba que se cumplieron las palabras del Salvador. Los poderes de la tierra y del infierno se coligaron para atacar a Cristo en la persona de sus discípulos. El paganismo previó que de triunfar el evangelio, sus templos y sus altares serian derribados, y reunió fuerzas para destruir el cristianismo. Encendiese el fuego de la persecución. Los cristianos fueron despojados de sus posesiones y expulsados de sus hogares. Todos ellos sufrieron un “gran combate de aflicciones.” “Experimentaron vituperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles.” (Hebreos 10:32; 11:36.) Muchos sellaron su testimonio con su sangre. Nobles y esclavos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, todos eran muertos sin misericordia.

Estas persecuciones que empezaron bajo el imperio de Nerón, cerca del tiempo del martirio de San Pablo, continuaron con mayor o menor furia por varios siglos. Los cristianos eran inculpados calumniosamente de los más espantosos crímenes y eran señalados como la causa de las mayores calamidades: hambres, pestes y terremotos. Como eran objeto de los odios y sospechas del pueblo, no faltaban los delatores que por vil interés estaban listos para vender a los inocentes. Se los condenaba como rebeldes contra el imperio, enemigos de la religión y azotes de la sociedad. Muchos eran arrojados a las fieras o quemados vivos en los anfiteatros. Algunos eran crucificados; a otros los cubrían con pieles de animales salvajes y los echaban a la arena para ser despedazados por los perros. Estos suplicios constituían a menudo la principal diversión en las fiestas populares. Grandes muchedumbres solían reunirse para gozar de semejantes espectáculos y saludaban la agonía de los moribundos con risotadas y aplausos.

Doquiera fuesen los discípulos de Cristo en busca de refugio, se les perseguía como animales de rapiña. Se vieron pues obligados a buscar escondites en lugares desolados y solitarios. Anduvieron “destituidos, afligidos y maltratados (de los cuales el mundo no era digno), andando descaminados por los desiertos y por las montañas, y en las cuevas y en las cavernas de la tierra.” (Hebreos 11:37, 38, V.M.) Las catacumbas ofrecieron refugio a millares de cristianos. Debajo de los cerros, en las afueras de la ciudad de Roma, se habían cavado a través de tierra y piedras largas galerías subterráneas, cuya obscura e intricada red se extendía leguas más allá de los muros de la ciudad. En estos retiros los discípulos de Cristo sepultaban a sus muertos y hallaban hogar cuando se sospechaba de ellos y se les proscribía. Cuando el Dispensador de la vida despierte a los que pelearon la buena batalla, muchos mártires de la fe de Cristo se levantarán de entre aquellas cavernas tenebrosas.

En las persecuciones mas encarnizadas, estos testigos de Jesús conservaron su fe sin mancha. A pesar de verse privados de toda comodidad y aun de la luz del sol mientras moraban en el obscuro pero benigno seno de la tierra, no profirieron quejas. Con palabras de fe, paciencia y esperanza, se animaban unos a otros para soportar la privación y la desgracia. La perdida de todas las bendiciones temporales no pudo obligarlos a renunciar a su fe en Cristo. Las pruebas y la persecución no eran sino peldaños que los acercaban más al descanso y a la recompensa.

Como los siervos de Dios en los tiempos antiguos, muchos “fueron muertos a palos, no admitiendo la libertad, para alcanzar otra resurrección mejor.” (Vers. 35 V.M.) Recordaban que su Maestro había dicho que cuando fuesen perseguidos por causa de Cristo debían regocijarse mucho, pues grande seria su galardón en los cielos; porque así fueron perseguidos los profetas antes que ellos. Se alegraban de que los hallaran dignos de sufrir por la verdad, y entonaban cánticos de triunfo en medio de las crepitantes hogueras. Mirando hacia arriba por la fe, veían a Cristo y a los ángeles que desde las almenas del cielo los observaban con el mayor interés y apreciaban y aprobaban su entereza. Descendía del trono de Dios hasta ellos una voz que decía: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” (Apocalipsis 2:10.)

Vanos eran los esfuerzos de Satanás para destruir la iglesia de Cristo por medio de la violencia. La gran lucha en que los discípulos de Jesús entregaban la vida, no cesaba cuando estos fieles portaestandartes caían en su puesto. Triunfaban por su derrota. Los siervos de Dios eran sacrificados, pero su obra seguía siempre adelante. El Evangelio cundía más y más, y el número de sus adherentes iba en aumento. Alcanzo hasta las regiones inaccesibles para las águilas de Roma. Dijo un cristiano reconviniendo a los jefes paganos que atizaban la persecución: “Atormentadnos, condenadnos, desmenuzadnos, que vuestra maldad es la prueba de nuestra inocencia… De nada os vale…vuestra crueldad.” No era más que una instigación más poderosa para atraer a otros a su fe. “Mas somos cuanto derramáis mas sangre; que la sangre de los cristianos es semilla.”—Tertuliano, Apología, párr. 50.

Miles de cristianos eran encarcelados y muertos, pero otros los reemplazaban. Y los que sufrían el martirio de su fe quedaban asegurados para Cristo y tenidos por él como conquistadores. Había peleado la buena batalla y recibirían la corona de gloria cuando Cristo viniese. Los padecimientos unían a los cristianos unos con otros y con su Redentor. El ejemplo que daban en vida y su testimonio al morir era una constante atentación de la verdad; y donde menos se esperaba, los súbditos de Satanás abandonaban su servicio y se alistaban bajo el estandarte de Cristo.

En vista de esto Satanás se propuso oponerse con más éxito al gobierno de Dios implantando su bandera en la iglesia cristiana. Si podía engañar a los discípulos de Jesús e inducirlos a ofender a Dios, decaería su resistencia, su fuerza y su estabilidad y ellos mismos vendrían a ser presa fácil.

El gran adversario se esforzó entonces por obtener con artificios lo que no consiguiera con la violencia. Cesó la persecución y la reemplazaron las peligrosas seducciones de la prosperidad temporal y del honor mundano. Los idolatras fueron inducidos a aceptar parte de la fe cristiana, al par que rechazaban otras verdades esenciales. Profesaban a aceptar a Jesús como Hijo de Dios y creer en su muerte y en su resurrección, pero no eran convencidos de pecado ni sentían necesidad de arrepentirse o de cambiar su corazón. Habiendo hecho algunas concesiones, propusieron que los cristianos hicieran las suyas para que todos pudiesen unirse en el terreno común de la fe en Cristo.

La iglesia se vio en gravísimo peligro, y en comparación con él, la cárcel, las torturas, el fuego y la espada, eran bendiciones. Algunos cristianos permanecieron firmes, declararon que no podían transigir. Otros se declararon puestos a ceder o a modificar en algunos puntos su confesión de su fe y a unirse con los que habían aceptado parte del cristianismo, insistiendo que ello podría llevarlos a una conversión completa. Fue un tiempo de profunda angustia para los verdaderos discípulos de Cristo. Bajo el manto de un cristianismo falso, Satanás se introducía en la iglesia para corromper la fe de los creyentes y apartarlos de la Palabra e verdad.

La mayoría de los cristianos consintieron al fin en arriar su bandera, y se realizo la unión del cristianismo con el paganismo. Aunque los adoradores de los ídolos profesaban haberse convertido y unido con la iglesia, seguían aferrándose a su idolatría, y solo habían cambiado los objetos de su culto por imágenes de Jesús y hasta de María y de los santos. La levadura de la idolatría, introducida de ese modo en la iglesia, prosiguió su funesta obra. Doctrinas falsas, ritos supersticiosos y ceremonias idolátricas se incorporaban en la fe y en el culto cristiano. Al unirse los discípulos de Jesús con los idolatras, la religión cristiana se corrompió y la iglesia perdió su pureza y su fuerza. Hubo sin embargo creyentes que no se dejaron extraviar por estos engaños y adorando solo a Dios, se mantuvieron fieles al Autor de la verdad.

Entre los que profesan el cristianismo ha habido siempre dos categorías de personas: la de los que estudian la vida del Salvador y se afanan por corregir sus defectos y asemejarse al que es nuestro modelo: y la de aquellos que rehúyen las verdaderas sencillas y practicas que ponen de manifiesto sus errores. Aun en sus mejores tiempos, la iglesia no conto exclusivamente con fieles verdaderos, puros y sinceros. Nuestro Salvador enseñó que no se debe recibir en la iglesia a los que pecan voluntariamente; no obstante, unió consigo mismo a hombres de carácter defectuoso y les concedió el beneficio de sus enseñanzas y de su ejemplo, para que tuviesen oportunidad de ver sus faltas y enmendarlas. Entre los doce apóstoles hubo un traidor. Judas fue aceptado no a causa de los defectos de su carácter, sino a pesar de ellos. Estuvo unido con los discípulos para que, por la instrucción y el ejemplo de Cristo, aprendiese lo que constituye el carácter cristiano y así pudiese ver sus errores, arrepentirse, y con la ayuda de la gracia divina, purificar su alma obedeciendo “a la verdad.” Pero Judas no anduvo en aquella luz que tan misericordiosamente le iluminó; antes bien, abandonándose al pecado atrajo las tentaciones de Satanás. Los malos rasgos de su carácter llegaron a predominar; entregó su mente al dominio de las potestades tenebrosas; se airó cuando sus faltas fueron reprendidas, y fue inducido a cometer el espantoso crimen de vender a su Maestro. Así también obran todos los que acarician el mal mientras hacen profesión de piedad y aborrecen a quienes les perturban la paz condenando su vida e pecado. Como Judas, en cuanto se les presente la oportunidad, traicionaran a los que para su bien han amonestado.
Los apóstoles se opusieron a los miembros de la iglesia que, mientras profesaban tener piedad, daban secretamente cabida a la iniquidad. Ananías y Safira fueron engañadores que pretendían hacer un sacrificio completo delante de Dios, cuando en realidad guardaban para si con avaricia parte de la ofrenda. El Espíritu de verdad reveló a los apóstoles el carácter verdadero de aquellos engañadores, y el juicio de Dios libró a la iglesia de aquella inmunda mancha que empañaba su pureza. Esta señal evidente del discernimiento del Espíritu de Dios en los asuntos de la iglesia, llenó de terror a los hipócritas y a los obradores de la maldad. No podían estos seguir unidos a los que eran, en hábitos y en disposición, fieles representantes de Cristo; y cuando las pruebas y la persecución vinieron sobre estos, solo los que estaban resueltos a abandonarlo todo por el amor a la verdad, quisieron ser discípulos de Cristo. De modo que mientras continuó la persecución la iglesia permaneció relativamente pura; pero al cesar aquella se adhirieron a ésta conversos menos sinceros y consagrados, y quedó preparado el terreno para la penetración de Satanás.

Pero no hay unión entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas, ni puede haberla entre los adherentes del uno u los del otro. Cuando los cristianos consintieron en unirse con los paganos que solo se habían convertido a medias, entraron por la senda que les apartó mas y mas de la verdad. Satanás se alegró mucho de haber logrado engañar a tan crecido número de discípulos de Cristo; luego ejerció aun más su poder sobre ellos y los indujo a perseguir a los que permanecían fieles a Dios. Los que habían sido una vez defensores de la fe cristiana eran los que mejor sabían como combatirla, y estos cristianos apóstatas, junto con sus compañeros semipaganos, dirigieron sus ataques contra los puntos más esenciales de las doctrinas de Cristo.
Fue necesario sostener una lucha desesperada por parte de los que deseaban ser fieles, contra los engaños y las abominaciones que, envueltos en las vestiduras sacerdotales, se introducían en la iglesia. La Biblia no fue aceptada como regla de fe. A la doctrina de la libertad religiosa se la llamó herejía, y sus sostenedores fueron aborrecidos y proscritos.

Tras largo y tenaz conflicto, los pocos que permanecían fieles resolvieron romper toda unión con la iglesia apóstata si ésta rehusaba aún desechar la falsedad y la idolatría. Y es que vieron que dicho rompimiento era de todo punto necesario si querían obedecer la Palabra de Dios. No se atrevían a tolerar errores fatales para sus propias almas y dar así un ejemplo que ponían en peligro la fe de sus hijos y la de los hijos de sus hijos. Para asegurar la paz y la unidad estaban dispuestos a cualquier concesión que no contrariase su fidelidad a Dios, pero les parecía que sacrificar un principio por amor a la paz era pagar un precio demasiado alto. Si no se podía asegurar la unidad sin corromper la verdad y la justicia, mas valía que siguiesen las diferencias y aun en la guerra.

Bueno seria para la iglesia y para el mundo que los principios que aquellas almas vigorosas sostuvieron revivieran hoy en los corazones de los profesos Hijos de Dios. Notase hoy una alarmante indiferencia respecto de las doctrinas que son como las columnas de la fe cristiana. Esta agarrando más y más terreno la opinión de que, al fin y al cabo, dichas doctrinas no es de vital importancia. Semejante degeneración del pensamiento fortalece las manos de los agentes de Satanás, de modo que las falsas teorías y los fatales engaños que en otros tiempos eran rebatidos por los fieles que exponían la vida para resistirlos, encuentran ahora aceptación por parte de miles y miles que declaran ser discípulos de Cristo.

No hay duda de que los cristianos primitivos fueron un pueblo peculiar. Su conducta intachable y su fe inquebrantable constituían un reproche continuo que turbaba la paz del pecador. Aunque pocos en numero, escasos de bienes, sin posición ni títulos honoríficos, aterrorizaban a los obradores de maldad dondequiera que fueran conocidos su carácter y sus doctrinas. Por eso los odiaban los impíos, como Abel fue aborrecido por el impío de Caín. Por el mismo motivo que tuvo Caín para matar a Abel, los que procuraban librarse de la influencia re frenadora del Espíritu Santo daban muerte a los Hijos de Dios. Por ese mismo motivo los judíos habían rechazado y crucificado al Salvador, es a saber, porque la pureza y la santidad del carácter de este constituían una represión constante para su egoísmo y corrupción. Desde el tiempo de Cristo hasta hoy, sus verdaderos discípulos han despertado el odio y la oposición de los que siguen con deleite los senderos del mal.

¿Cómo pues, puede llamarse el Evangelio un mensaje de paz? Cuando Isaías predijo el nacimiento del Mesías, le confirió el titulo de “Príncipe de Paz.” Cuando los ángeles anunciaron a los pastores que Cristo había nacido, cantaron sobre los valles de Belén: “Gloria en las alturas a Dios, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.” (S. Lucas 2:14.) Hay contradicción aparente entre estas declaraciones proféticas y las palabras de Cristo: “No vine a traer paz, sino espada.” (S. Mateo 10:34, V.M.) Pero si se les entiende correctamente, se nota armonía perfecta entre ellas. El Evangelio es un mensaje de paz. El cristianismo es un sistema que, de ser recibido y practicado, derramaría paz, armonía y dicha por toda la tierra. La religión de Cristo unirá en estrecha fraternidad a todos los que acepten sus enseñanzas. La misión de Jesús consistió en reconciliar a los hombres con Dios, y así a uno con otros; pero el mundo en su mayoría se halla bajo el dominio de Satanás, el enemigo mas encarnizado de Cristo. El Evangelio presenta a los hombres principios de vida que contrastan por completo con sus hábitos y deseos, y por esto se rebelan contra él. Aborrecen la pureza que pone de manifiesto y condena sus pecados, y persiguen y dan muerte a quienes los instan a reconocer sus sagrados y justos requerimientos. Por esto, es decir, por los odios y disensiones que despiertan las verdades que trae consigo, el Evangelio se llama una espada.

La providencia misteriosa que permite que los justos sufran persecución por parte delos malvados, ha sido una causa de gran perplejidad para muchos que son débiles en la fe. Hasta los hay que se sienten tentados a abandonar su confianza en Dios porque él permite que los hombres mas viles prosperen, mientras que los mejores y mas puros sean afligidos y atormentados por el cruel poderío de aquellos. ¿Cómo es posible, dicen ellos, que Uno que es todo justicia y misericordia y cuyo poder es infinito tolere tanta injusticia y opresión? Es una cuestión que no nos incumbe. Dios nos ha dado suficientes evidencias de su amor, y no debemos dudar de su bondad que no entendemos los actos de su providencia. Previendo las dudas que asaltarían a sus discípulos en días de pruebas y obscuridad, el Salvador les dijo: “Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor que su señor. Si a mi me han perseguido, también a vosotros perseguirán.” “S. Juan 15:20.) Jesús sufrió por nosotros mas de lo que cualquiera de sus discípulos pueda sufrir al ser victima de la crueldad de los malvados. Los que son llamados a sufrir la tortura y el martirio, no hacen más que seguir las huellas del amado Hijo de Dios.

“El Señor no tarda su promesa.” (2 Pedro 3:9.) Él no se olvida de sus hijos ni los abandona, peor permite a los malvados que pongan de manifiesto su verdadero carácter para que ninguno de los que quieran hacer la voluntad de Dios sea engañado con respecto a ellos. Además, los rectos pasan por el honor de la aflicción para ser purificados y para que por su ejemplo otros queden convencidos de que la fe y la santidad son realidades, y finalmente para que su conducta intachable condene a los impíos y a los incrédulos.

Dios permite que los malvados prosperen y manifiesten su enemistad contra él, para que cuando hayan llenado la medida de su iniquidad, todos puedan ver la justicia y misericordia de Dios en la completa destrucción de aquellos. Pronto llega el día de la venganza del Señor, cuando todos los que hayan transgredido su ley y oprimido a su pueblo recibirán la justa recompensa de sus actos; cuando todo acto de crueldad o de injusticia contra los fieles de Dios será castigado como si hubiera sido hecho contra Cristo mismo.

Otro asunto hay de mas importancia aun, que debería llamar la atención de las iglesias en el día de hoy. El apóstol Pablo declara que “todos los que quieren vivir piamente en Cristo Jesús, padecerán persecución.” (2 Timoteo 3:12.) ¿Por qué, entonces, parece adormecida la persecución en nuestros días? El único motivo es que la iglesia se ha conformado a las reglas del mundo y por lo tanto no despierta oposición. La religión que se profesa hoy no tiene el carácter puro y santo que distinguiera a la fe cristiana en los días de Cristo y sus apóstoles. Si el cristianismo es aparentemente tan popular en el mundo, ello se debe tan solo al espíritu de transigencia con el pecado, a que las grandes verdades de la Palabra de Dios son miradas con indiferencia, y a la poca piedad vital que hay en la iglesia. Revivan la fe y el poder de la iglesia primitiva, y el espíritu de persecución revivirá también y el fuego de persecución volverá a encenderse.

miércoles, 9 de julio de 2008

ESTARE CON USTEDES

Estaré con Ustedes



By: Josué Soriano

Jesús se acerco entonces a ellos y les dijo: “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a obedecer a todo lo que les he mandado a ustedes, y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Mateo 28:18-20
Jesús promete estar con nosotros siempre, hasta el fin del Mundo. La pregunta es, ¿estas dispuesto tú a siempre a estar con Jesús? Si lo estas, vamos a ver que tan cerca estas con Dios.


Un Sueño
Jesús tiene un sueño y es salvar el mundo perdido. El sueño de Jesús no puede ser solo un sueño. El sueño de Jesús tiene que hacerse realidad en este siglo, en Honduras, en Centroamérica, en Sudamérica y en todo el Mundo. Hoy en día, algunas personas ya perdieron las expectativas de ser un verdadero discípulo. Hay personas que ya piensan que el mundo no puede ser evangelizado, otros que solo es una buena Idea, nada más, pero para los verdaderos discípulos de Jesús debe de ser un sueño hecho realidad en este siglo: “Evangelizar el Mundo Entero”. Tú eres parte del sueño de Jesús y eso es una muestra que El esta contigo, la pregunta es, ¿Estas tú con Jesús? ¿Tienes el sueño de Jesús en tu corazón de salvar el mundo? ¿Te controla el sueño de Jesús o solo es una buena Idea? ¿Vives el sueño de Jesús? Ahora responde: ¿Estas con Jesús?


Un Mandato
Se me ha dado toda la Autoridad…
Jesús es claro. El dice aquí que tiene toda la autoridad y por tanto debemos obedecerlo y El nos manda a salvar el mundo. ¡Hacer Discípulos de Jesús! No es una opción evangelizar, es un Mandato evangelizar el Mundo Entero. “NO ES UNA BUENA IDEA” osea que esto significa que debes obedecer a Jesús, porque hacer discípulos nos manda Jesús y El nos asegura “ESTARÉ CON USTEDES SIEMPRE, HASTA EL FIN DEL MUNDO”, si hacemos discípulos.


ORACION DIARIA
Marcos 1:35
Jamás estaremos con Jesús si no tenemos un tiempo profundo con Dios. Cada día debemos estar cerca de Dios para salvar el Mundo. La gente puede decir NO algunas veces pero no puede hacer nada contra nuestras oraciones por ellos, así que nunca dejemos el arma más grande que tenemos y oremos a diario para estar fieles y responder al llamado de Dios. ¿A que horas te levantas? ¿De madrugada? ¿Cuántas veces oras en el día? ¿Cuánto es tu tiempo con Dios a diario? Según lo que oras eso indica qué tan enamorado estas de Dios. ¿Media hora? NO estas enamorado de Dios y nunca vas a hacer nada porque no estas con Dios, necesitas estar más tiempo con Dios.


Termino con esto.
Nuestro propio amor no es suficiente para salvar el mundo, necesitamos estar con Dios, así como El promete que estará con nosotros. ¡Dios nos a Escogido para trabajar en sociedad con El! El tiene para nosotros una tarea Especial que ningún otro puede hacer. ¡El Rey de Reyes y Señor de Señores nos ha escogido para ser sus Embajadores! ¡Qué Honor y Privilegio! Su CAUSA ES LA MÁS GRANDE DE TODAS EN LAS QUE ES POSIBLE SERVIR.
A DIOS SEA TODA LA GLORIA



JOSUE Y KARLA

CIBER-LIDERES